Playa, domingo.

El domingo, por razones obvias, va mucha más gente a la playa. Un poco el equivalente de parques de ciudades grandes, como Chapultepec o el Parque Nacional. La gente del hotel en que estábamos andaba un poco nerviosa ese día por la mañana: los trabajadores nos insistían en la importancia de la «medidas de seguridad del hotel», que «no pueden controlar la playa porque es pública».

A mí la idea de gran espacio público, disfrutado por quien quiera, me encanta. Yo estaba feliz andando por entre tanta gente que fue a esa playa ese día. Jugaban, coqueteaban, se lanzaban en piruetas al agua. Muchas interacciones entre mucha gente; gente muy variada en esa playa ese día.

Al día siguiente, con la playa en calma, con poca gente, oí a dos vendedores ambulantes conversar. Uno le decía al otro «ayer vino pura gente de Petro». El otro: «¿cómo así?» El primero: «sí, de esa gente que no gasta nada».

Me pareció extraño ese concepto del vendedor ambulante: «gente de Petro, gente que no gasta nada». Lo decía en tono de desprecio…

Va una pequeña selección de fotos. Espero sobre todo capturar la felicidad que me causó esa playa, con su gente, ese domingo.

más notas de viaje

Helsinki nos recibió con temperaturas positivas y negativas después del Ártico: nieve que se descongelaba y volvía a congelar – una pista de patinaje peligrosa y sucia, pero fascinante. Con luz de febrero, claridad temprana muy azul.

Desde Töölö Towers

Y esos detalles siempre fascinantes de esa ciudad… (El nuevo Museo de Arte Contemporáneo Amos, trozos de la fortaleza Suomenlinna y los tranvías del centro)

Pero tal vez lo más fascinante es siempre el fundirse del hielo, ese borde/frontera entre agua derretida e hielo del Báltico.

El último día estuvimos donde Jouko y Juliette. Como siempre, conversaciones increíbles e interminables, piano (algo de Bach yo, tímidamente; mucho de Mozart y Handel en manos de Jouko).


La luz de febrero siempre me ha parecido espléndida. Desde el tranvía, con ventana sucia…

shifting/blurring (Janus)

I made a personal (photographic) record of life in 2020, before March and after March. The “video” really consists of impressions, photos taken here and there, between January 1st and early December 2020. It does not offer a wide perspective, nor a reflection on the pandemic, nor anything of that sort. It rather explores the two-faceted aspects of this strange year, and (perhaps) the passage of time.

Here:

fin de semestre

soñé con Federico Ardila y con Javier Moreno, justo ahorita antes de despertar

el sueño era en un congreso, en algún lugar de Norteamérica, no era en Bogotá – yo veía brevemente a Federico pero estaba yo llegando tarde a alguna charla y no alcanzaba a hablar con él

Federico se quedaba sentado atrás, en una mesa grande, escribiendo o mirando su portátil o haciendo cuentas (recuerdo la mesa pero no los detalles)

luego, durante la charla, que no era de las que más usualmente oigo, me daba cuenta yo de que cierto software clave para algo sobre el cual estaban hablando era de coautoría de Federico; no sé para qué era pero recuerdo que en la presentación era anaranjado y que tenía algo matemático (¿combinatorio?) que me llamaba poderosamente la atención y que yo quería entender a como diera lugar – no sé por qué creo que se me mezclaba con algo de funciones de Kuratowski para capturar cardinalidades infinitas mediante interacciones dimensionales pero mezclado con algo de filtros que no está en Kuratowski – pero durante esa charla pensaba yo que tenía que hablar con Federico

luego estaba yo hablando con Federico; al principio él me daba una explicación general del software pero luego la conversación se volvía más seria, más metida en el software mismo

mi mamá pasaba por ahí en algún momento – ahora lo recuerdo – y decía algo / por alguna razón Federico se ponía a hablar con ella de algo de matemáticas – yo sentía que había algo fuera de contexto; como si Federico le estuviera explicando a ella lo que yo le había preguntado, y ella tuviera la clave (de algo de combinatoria o del famoso software anaranjado maravilloso)

luego aparecía Javier, Javier Moreno – al principio yo no estaba seguro de que fuera él porque él me había dicho que no estaba yendo a esos eventos, pero ahí estaba y me hablaba sobre el software también como si supiera algo, con naturalidad, como si nos hubiéramos visto hacía pocos días, como tranquilo – se veía como el Javier de hace años ya

luego Javier seguía hablando pero tenía el pelo blanco y un tono de una edad muy madura; yo me asustaba un poco porque veía que era como si Javier fuera a la vez joven y viejo, y yo podía ver dos edades muy distintas según lo que pasara

Javier algo decía de haber ido al congreso por haber hablado con mi mamá (de nuevo, una conexión muy improbable) y que también quería entender lo del software de Federico (pero creo que a otro nivel; lo mío era algo de combinatoria – Javier sí quería hacer algo con el software ese)

salía Javier, yo lo alcanzaba, de nuevo era muy joven – yo le decía “¡¡oiga, entonces sí era usted!!” – él me decía algo en tono cáustico pero muy amable a la vez

creo que Abdul me despertó en ese momento

notas sueltas post-viaje

(No había tenido tiempo de actualizar el blog – estaba en constantes reuniones, conversaciones, charlas. Pero sí logré tomar unas fotos, y mirar.)

  • En realidad uno ha visto tantas veces Los Ángeles (en películas de toda clase, buenas, buenísimas como la reciente de Malick, o la mayoría malas) que al principio uno sí está en un lugar. Pero no es un lugar que uno pueda reconocer por sus monumentos: no es ver el Empire State o el skyline de Chicago, no es nada en particular. Es la luz que uno ya conoce. El aire y el movimiento. Como deslizándose permanentemente (paradoja: en realidad Los Ángeles no se mueve: es la ciudad más trancada que uno puede imaginar, casi siempre – pero a diferencia de Bogotá, Ciudad de México o Nueva York, que pelean con sus trancones, en Los Ángeles nada de eso parece importar). Uno puede durar media hora o dos horas metido entre un carro y algo en el aire hace que uno como que no esté ahí. El taxista (uber) no se desespera nunca, nunca intenta buscar vías alternas, nada. Un poco como imagino estar de repente en un lugar poblado de zombies.
  • UCLA tiene un departamento de matemáticas con gente espectacular. A mi charla, que era para el Coloquio de Lógica, fue gente de varias generaciones de la teoría de conjuntos y la teoría de modelos, además de algunos filósofos y algunos de otras disciplinas. Va uno a almorzar y está ahí Tao hablando con alguien, y mucha mucha gente impresionante. Al mismo tiempo las instalaciones del edificio de matemáticas están bastante vueltas nada. Los baños parecen como eran los de matemáticas de la UN, antes de que los remodelaran hace unos diez años. Es un poco increíble que haya un departamento con gente tan buena, y en condiciones logísticas tan… extrañas.
  • Desde UCLA se ven las colinas de Santa Monica. De nuevo, el déjà-vu fuerte. Santa Monica misma es otra de las cien ciudades que componen ese tejido urbano que es Los Ángeles, “al lado” de UCLA y Westwood. Al lado quiere decir “manejando a solo veinte minutos o media hora”. En el mapa global de la ciudad se ve de verdad al lado. Las colinas son verdes, casi exactamente del mismo verde de Monserrate cuando en Bogotá sale el sol. Los mismos eucaliptos, colibríes. Secretamente y chovinistamente pienso pero son más bonitas las montañas en Colombia. Me sorprendo un poco pensando así. Tal vez es reacción a tanta cosa californiana con su “here we have great mountains and the Ocean; you can surf in the morning and go skiing in the afternoon of the same day”… frases que repiten tanto (aunque dudo que mis colegas tengan el dinero o el tiempo para gastar en trancones y go surfing in the morning and skiing in the afternoon – aún así, ese es el mantra local). De pronto por eso reacciono internamente pensando que sí, puede que en Bogotá no tengamos el océano pero tenemos montañas increíbles. Pero la Sierra Nevada de California también es increíble. Pero… tenemos el Tayrona. Pero está lejísimos. Pero en Los Ángeles con los trancones tan absurdos también terminan estando lejísimos el océano y el verdadero esquí. Pero…
  • Desde el Getty mira uno hacia el sur y tiene el océano Pacífico a la derecha, la Sierra Nevada de California a la izquierda, la ciudad inabarcable con su centro lejano perdido en el smog y el campus de UCLA ahí más o menos cerca… y el tajo brutal recto norte sur de la autopista 405. Me dice Artem: “esa va ahí directo y se pierde en la distancia – casi en México”… y sí, es un poco brutal pensar que ahí tan cerca del glamour, de la artificialidad fuerte (y fascinante por momentos) de Los Ángeles está la frontera. Tijuana – nunca he estado, pero sé que de una al pasar está uno en Sanandresito, en Maicao, en Tumbes, en Cúcuta, en esa Latinoamérica impresionante. También está uno ya “cerca” de los pueblos andinos de Perú o Colombia (abandonadísimos y llevados, pero muchos con algo increíble que no logro definir).
  • Que el centro de Los Ángeles haya terminado siendo tan parecido al centro de Bogotá por los lados de la Carrera Séptima me sorprendió inicialmente. Luego no.
  • Artem habló mucho de la vitalidad que siente en Los Ángeles, sobre todo después de varios años pasados entre Lyon y París. Me parece que tiene que ver con que Lyon es ciudad cerrada y para sus familias, y París aunque es más internacional, sigue siendo un lugar un poco neurótico que le debe recordar su Rusia natal. Los Ángeles parece ser para el la expresión de un mundo de energía y posibilidades (sin arquitectura visible, pero con playa y montañas, sin historia salvo trozos del siglo XX). Para alguien que viene de la región de Murmansk vía Berlín, Lyon, París y Jerusalén, Los Ángeles parece expresar en serio el mundo nuevo.
  • Artem dijo que ningún lugar del mundo lo ha marcado tanto como haber vivido en Jerusalén. Coincido. Ambos tenemos alguna versión de Síndrome de Jerusalén. Después de mis pueblos andinos de Perú, Ecuador y Colombia – o tal vez a la vez con ellos, Jerusalén es para mí el epítome del significado, de la sofisticación intelectual, de la belleza, de la energía y el hálito vital.
  • Un encuentro maravilloso tuvo lugar en Marina del Rey – lugar de aves de paso, de garzas y focas marinas – una reserva natural al borde del océano. Jamás imaginé un lugar así: edificios de madera de los años 60, de vigas de secuoyas tal vez. Una comunidad de gente entre árboles – y una amiga de hace muchos años – Lina Dorado – que vive ahí con su familia. Las onces del domingo fueron ahí. Hablamos de mil temas de nuestro pasado compartido, y luego Lina hizo una mirada del video de project topoi, mirada sumamente lúcida. Ella viene de familia de cineastas y actores, y es autora de videos e instalaciones. Me gustó mucho su lectura de las diversas narrativas/no narrativas en el video común de topoi.

 

Línea 4 de Avenida Burnside a la Calle 86

Me subo en Burnside Ave a la línea 4 del metro, después de una visita al Bronx Community College (uno de los campus de CUNY) y una charla dada para el BCC Math Seminar. La caminata a media tarde entre el BCC y la estación del metro elevado es interesante y emocionante. La avenida está repleta de letreros en español (cosas tipo hay trabajo para delivery boy), anuncios de rizos en el pelo, de pollos asados, de barbacoas y reparación de zapatos; tiendas con relojes “de marca” iguales a las tiendas de la Carrera 13 en Bogotá, mucha gente en la calle vendiendo cosas. La estación de metro elevado se siente temblar duro cada vez que pasa un tren; abajo, es la oscuridad eterna en la calle causada por el metro elevado. Mucha gente con pinta vistosa: latinos, negros, con peinados y trajes abigarrados, jóvenes jugando con sus celulares, tenis muy vistosos. No tomo fotos ahí; demasiado obvio tal vez.

Sale el 4. Atraviesa una parte del Bronx, entre calles 180 y 125 cuando entra a Manhattan. Para en lugares emblemáticos como el Yankee Stadium. Como es elevado se ve todo: el Bronx “recuperado” pero aún en parte con aspecto de ciudad bombardeada, ventanas empalizadas, lotes con carros abandonados. Luego se sumerge.

No dura mucho en llegar (pues es un expreso) a mi parada de destino de ese momento: la calle 86. Es brutal el cambio. Al bajarme en Lexington con la 86 busco instintivamente Park por ser más soleada y amplia – tengo que caminar hasta la calle 75 con Madison donde está el museo donde quedamos de vernos con María Clara.

Esa caminata de 11 cuadras por Park Avenue a la hora de salida del colegio son impresionantes. Niños y niños, los más pequeños con sus “nannys” (estas con caras de latinas, rusas, polacas, negras). Felicidad pura, patinetas – pero sobre todo la cara de quienes implícitamente saben ya, desde sus cinco años, que son los dueños del mundo. Y es que en Park Avenue de verdad están los niños de los dueños del mundo. La arquitectura, los jardines, la presencia de las niñeras, el alborozo, los policías trancando el tráfico para el paso del cortejo infantil – todo eso da un contraste impresionante con el Bronx, de donde salí apenas 25 minutos antes.

Me pone feliz la felicidad en esas caras de seres humanos de cinco, seis, ocho años. La velocidad en sus patinetas, ese momento breve anterior a la adolescencia en que ya pueden moverse sin tanta parafernalia de padres/tutores pero a la vez aún hay cierta ilusión/sueño de libertad.

Nota: en el BCC además de la conferencia para el coloquio de matemática, tuve conversaciones muy interesantes al almuerzo. Algunos profesores son bien activistas allá. El gobernador aparentemente trata de mangonearlos con la plata (“que les quitamos este medio billón del presupuesto si no enseñan tal cosa de tal manera”, etc.). Las instalaciones son como en las universidades públicas de Colombia: por un edificio bueno, hay tres cayéndose. Tratan de decirles que les dan plata si enseñan “razonamiento cuantitativo” o “estadística” en vez de matemática. Los profesores resisten. Algunos llegan a marchar (los contratos de profesores adjuntos son absolutamente paupérrimos) – en una marcha pacífica el fin de semana pasado arrestaron por varias horas a algunos por aquí cerca en Midtown.

Festschrift José Luis Villaveces – conversación por décadas

Mañana tendrá lugar el Festschrift en honor a mi padre (70 años casi), José Luis Villaveces, en la sede del centro de la Academia de Ciencias (realmente, Academia de la Lengua – el edificio estilo neoclásico en la Carrera 3 con Calle 17 o 18). Lo organiza Luis Carlos Arboleda (un profesor pensionado de la Universidad del Valle). Decidió invitar a varios de los antiguos estudiantes, colegas, colaboradores de José Luis – por lo menos los que están en el país. Hay charlas de Química, naturalmente, pero también de biología, de humanidades. No habrá charlas de cienciometría (uno de esos temas raros en que también incursionó JLV – todo el mundo tiene temas difíciles de justificar, supongo), tal vez afortunadamente. Creo que será emocionante ver a algunos de sus colegas – los que conocí hace ya décadas cuando vivía aún en casa de mis padres: Flor Marina Poveda, Germán Cubillos, Eugenio Andrade. También su estudiante Guillermo Restrepo, y otros que conozco mucho menos.

José Luis inicialmente no estaba muy convencido de la pertinencia de ese evento. Yo sí. Apenas me invitaron a participar (cosa que agradezco profundamente) me entusiasmé mucho, y hablé con él (desde Helsinki por skype) sobre la pertinencia, el significado y la posibilidad de revisar temas a partir de ahí (ah sí – no lo dije: hablaré también yo, sobre teoría de modelos de la química, un tema inexistente o tal vez no – dejaré notas de la charla por aquí después del evento – de hecho hay muchas cosas qué decir sobre teoría de modelos de la química y en la breve media hora que tendré no alcanzaré a decir gran cosa, pero sí hablaré de la conversación a lo largo de varias décadas que hemos podido mantener).

Son tres décadas de conversación: escogí cortar desde 1985. Lo anterior hace parte de otro tipo de recuerdo, pero más o menos desde 1985 la conversación con JLV empezó a tomar un giro que era a la vez su propia evolución como científico que se acercaba a la matemática, y luego se fue hacia otros temas – y en paralelo mi propia formación como matemático inicialmente, luego como lógico matemático, hacia la teoría de conjuntos y modelos y más recientemente hacia la teoría de modelos de la física y (¿por qué no?) de la química (aunque nadie sabe bien qué es esto – mañana daré unas primeras puntadas, un primer esbozo muy tenue).

De pronto haré un post sobre qué querría decir de verdad teoría de modelos de la química (¿cómo puede uno hablar de áreas inexistentes del conocimiento? ¿a qué intuiciones puede uno apelar ahí? hay ciertas claves que me vienen de conversaciones muy antiguas, y que están ahí, ante mis ojos, ahora que tendrá lugar este evento…)

Hablar para un auditorio de químicos (y biólogos, y de pronto sociólogos o quien sabe qué otra fauna – seguramente filósofos amigos de él) será un poco extraño para mí. Pero bueno… el gong sonará.

JLVChinois

Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

Bogotá, 19 de agosto de 2015

Festschrift : Homenaje al Profesor José Luis Villaveces 

Programa

9:00 – 9:30

Presentación de la Jornada

Enrique Forero, Presidente Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

9:30 – 10:00

Tú eres químico

Flor Marina Poveda, Universidad Nacional de Colombia.

10:00 – 10:30

La contribución de José Luis Villaveces a las ciencias sociales

Luis Antonio Orozco, Universidad de Los Andes

10:30 – 11:00

Café

11:00 – 11:30

José Luis Villaveces: Ciencia, cultura y humanismo, un pensamiento coherente

Germán Cubillos, Universidad Nacional de Colombia

11:30 – 12:00

De las barbas de José Luis a los elementos químicos

Guillermo Restrepo, Universidad de Pamplona-Universidad de Leipzig

12:00 – 2:00

Almuerzo

2:00 – 2:30

Reflexiones en torno al “darwinismo cuántico” de Zurek y su repercusión en las teorías de la evolución de los sistemas adaptativos

Eugenio Andrade, Universidad Nacional de Colombia.

2:30 – 3:00

Hipercomputación biológica y comunicación entre los seres vivos

Carlos Maldonado, Universidad del Rosario

3:00 – 3:30

La historia y la educación matemática: por qué y cómo

Luis Carlos Arboleda, Universidad del Valle

3:30 – 4:00

¿Existe una teoría de modelos de la química?                                                                                                    

Andrés Villaveces, Universidad Nacional de Colombia.

4:00 – 5:00

Foro de cierre de la jornada

Coordina: Enrique Forero

2013 (slices)

Slices of life in this 2013: dreams, projects, stairs. To the stars: MC, Apolo, Daniela, Luna, Jaime, Teo, Roman and Wanda, Goyo and Adriana, Juliette, Alejo, Don and Margarita, Boris, David, Myriam and Yehiel, Alfonso and León, Gabriel, Juan and Patricia, Tim, Carlos, Andrés P, Amapola, a howling monkey in Turbaco, reindeer in Lapland, leaves in Chía,… and to all the others who walk along with us.

unearthing old videos

A conversation with Rami, and an ongoing communication with MC, Roman and Wanda, led me to reconsider these old videos (they are linked, of course – they are linked with friends, with Carlos and Zully, with Rami and Monica, with Gabriel and his mother, with Zoran, Tim and the Geometry and Model Theory crowd, with Alejo and Alfonso):

[Andrés baila – made by María Clara Cortés, Barcelona, July 2011]

[Hacia la tricotomía – Mérida, Venezuela, September 2011]

[Zoran Škoda plays and sings – Chía, July 2012]

[Alfonso Correa and Gabriel Padilla play/improvise on sephardic themes. Both Alfonso and Gabriel are very sephardic friends of mine. June 2012]

[Fragments of a conversation between María Clara Cortés and me – as seen by Alejandro Martín. June 2011]

Repliegue

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Amapola, Jaime, Teo, Helena, Paula, María Clara (en Chía, hoy)

En día de repliegue en Chía. Armando informes para Colciencias, discutiendo sobre el minicurso que habrá de Cohomología Cuántica en la Universidad Nacional (que me llama mucho la atención), repliegue de escritura y lectura. Un poco más sobre operadores no acotados, y un poco más sobre invariantes modulares – los dos temas que me permiten conectar las clases elementales abstractas métricas con el “mundo real”. Brian Hall, Fred Diamond, Jerry Shurman.

La vista del lugar inspira (montañas, y hoy, hacia las 5 de la tarde, en el sol, la conversación animada de la foto).

Amapola, la perra de los vecinos, parece que definitivamente decidió pasarse a esta casa mientras visitamos. No la veo nunca volver a donde sus dueños mientras estamos de visita. Ignoro qué piensan de eso. Sale de paseo con nosotros a la montaña, y está todo el tiempo pendiente de lo que ocurre de este lado.

El artículo de Serre sobre Multiplicación Compleja es definitivamente una joya de concisión. En cuatro páginas del famoso libro Algebraic Number Theory de Cassels y Fröhlich, Serre da una prueba de la algebraicidad de la invariante modular j en el caso clásico. El libro tiene muchas otras cosas – la columna vertebral (que no he leído) es teoría de campo de clase global (Tate) y local (Serre). Tiene un capitulito de cohomología de grupos escrito por Atiyah y Wall – ese sí lo he leído, aún no completo, pues tiene ideas que me sirven para otros temas en que estoy trabajando.

Vuelta al repliegue.

A surprise birthday party in our Jerusalem apartment, 8 june 1997. With the ulpan friends (Hila Kobliner, Komla Domelevo, Ulrike-Aviah among them), with Mirna Dzamonja, with María Clara. (It was a Sunday – first working day of the week in Jerusalem of course, and I spent the whole day until 6 pm working at the Math Institute; some conversations with Saharon, editing my third paper, I don’t remember – I walked back home to have a restful evening and all these people were there. It was a *wonderful* party.)

Una tarde en Chía, con Carlos Di Prisco, Zully Mago, Goyo Mijares y Adriana Rondón. Bellísima energía de Barlovento, de Caracas, de la Sierra de Mérida, aquí en la Sabana de Bogotá.