Hoy de mañana salí a correr intervalos en la Quebrada Las Delicias (la parte baja – teníamos que iniciar el día y no había tiempo para caminata larga). Es parte de una rutina que he ido estableciendo, esos intervalos de vez en cuando (correr a lo máximo que pueda uno dar, durante 45 segundos, luego caminar 45 segundos, luego de nuevo correr al máximo 45 segundos, etc. – claro, con entrenamiento esos 45 segundos pueden ser 50 o 60… pero es mucho más duro así).
Al bajar me alisté y leí en las noticias que “todas las avenidas estaban trancadas llegando al centro” por manifestaciones múltiples.
Preciso tenía reunión hoy con Pierre Simon en la Universidad de Los Andes a media mañana para hablar de NIP y la Conjetura de Pares Genéricos (un bello misterio semi-entendido en algunos casos – Pierre es un experto en descomposición de tipos y yo quería preguntar ciertos aspectos de la prueba) ahora que termina su visita.
Aunque no suelo ir al centro en bici, esta vez me dio tanta jartera meterme en el tráfico en un taxi que decidí ir en la bici. Tuve una buena sorpresa: la ciclorruta de la 13 ahora conecta al frente de Museo Nacional con la Carrera Séptima (peatonal/ciclorruta) y puede uno luego subir por la 23 hasta la zona de la Universidad de Los Andes. Una cosa buena de la alcaldía anterior esa conexión, ahora completada por esta alcaldía con páneles de plástico para algo de continuidad. Parquear ahí cerca la bici es medio aburrido si uno no tiene convenio con algún parqueadero.
El regreso fue marcado por el primer aguacero fuerte bogotano que veo en muchos meses: me lavé bajo lluvia torrencial desde la Calle 37 hasta la Calle 64. Con piso mojado me tocó ir despacio sobre todo en zonas de ladrillo. Estrené la ciclorruta nueva de la Calle 45 (estuvo lista hace unos pocos meses pero no la había usado) y luego seguí por Carrera 5 y 6 en zigzag hasta aquí. Tenía mucha hambre y ganas de llegar a cambiarme de ropa y almorzar: subí las cuestas de Chapinero Alto a toda.
Había un grupo de turistas europeos en un bicipaseo (“bike tour”) por la ciclorruta de la 13. Se debieron lavar también.
El ejercicio inusual para mí (los intervalos matutinos, más bici al centro y de vuelta), más el aguacero me dejaron medio agotado. Fue una tarde de Haydn mezclado con topoi mezclado con imaginación ensoñada. Uno de esos días que uno siente pasar ahí al lado.
Hubiera querido captar la lluvia (pero en bici y sin cámara ni modo). La sensación de alivio, la sensación de bogotanidad profunda. La atmósfera de ensoñación y nerviosismo mezclados.
La delicia de sentir que uno está, profundamente, en un páramo.
